En un entorno cada vez más dinámico y competitivo, las empresas sin capacidad de reacción y adaptación no tienen cabida. Las metodologías ágiles proponen un proceso de co-creación en el que se involucra al cliente en el proceso de desarrollo del producto, ganando en flexibilidad e inmediatez.
Estas metodologías tienen su origen en el Agile Manifesto, acuñado en 2001 por 17 críticos de los modelos de desarrollo de software tradicionales, que se basa en 4 grandes ideas:
Individuos e interacciones por encima de procesos y herramientas.
Software funcional por encima de documentación extensiva.
Colaboración con el cliente por encima de negociación contractual.
Respuesta ante el cambio por encima de seguir un plan.
Dependiendo de la naturaleza del proyecto y del grado de madurez de la empresa en el uso de Agile, se puede utilizar una metodología u otra, siendo las más comunes:
¿Qué diferencias hay entre Scrum, Kanban y XP?
1. Scrum: trabajo por sprints
La metodología Scrum divide el trabajo en pequeñas cápsulas de tiempo (sprints) que suelen durar entre dos semanas y un mes, y en las que se fijan unos objetivos en base a las necesidades del usuario.
Al finalizar un sprint, se obtiene un prototipo del producto o servicio, de forma que el cliente puede empezar a utilizar las características más importantes del mismo. Por ello, Scrum puede utilizarse en el desarrollo de soluciones de cualquier industria y en cualquier tipo de proyecto, sea cual sea su complejidad.
¿Conoces los diferentes roles que intervienen en la metodología Agile-Scrum? En este artículo te explicamos las diferencias entre el Scrum Master, el Product Owner y el Agile Coach.
2. Kanban: visualización de tareas
La metodología Kanban se basa en el trabajo en equipo y en el flujo de tareas permanente, potenciando la visualización para ahorrar tiempo en la planificación.
Los flujos de trabajo contemplados en los tableros Kanban deben contener tres elementos fundamentales para poder organizar el desarrollo de las tareas: pendientes, en curso y realizadas.
Para garantizar que el flujo de trabajo sea ágil, el número máximo de tareas que pueden realizarse a la vez debe limitarse. La clave está en no abrir más tareas hasta que se hayan cerrado otras. Por ejemplo, si hay un máximo de 3 tareas y se cierra 1 de 3, podremos abrir la siguiente.
3. Extreme Programming (XP): retroalimentación continua
La metodología XP divide el proyecto en fases y, en cada una de ellas, realiza un ciclo completo de planificación, diseño, desarrollo y pruebas.
Es idónea para proyectos con requisitos imprecisos y muy cambiantes, al poner el énfasis en la retroalimentación continua entre el cliente y el equipo de desarrollo.
Gracias a que existe un flujo de comunicación constante, los desarrolladores pueden responder rápidamente a los cambios, aún en fases tardías del ciclo de vida del desarrollo.