La mente y el cuerpo están absolutamente relacionados, nada del funcionamiento del cuerpo escapa al influjo de nuestra mente, nuestras emociones y nuestros pensamientos, ni viceversa. Aquello que nos hace reaccionar de determinada manera, es lo que tenemos en la mente, sin importar de qué se trate, ni siquiera si es real. De la misma manera, funcionan nuestros filtros de la percepción, es decir la manera en cómo interpretamos lo que nos sucede a nuestro alrededor, estos filtros están compuestos por creencias, sentimientos, pensamientos y valoraciones, y es lo que comúnmente utilizamos los seres humanos en el medio social en el que nos movemos.
Según cómo funcionen, son más proclives a iniciar el proceso de enfermar que otros, ya que un acontecimiento cualquiera, puede tener múltiples interpretaciones. En estos procesos, intervienen las percepciones, el sistema nervioso, el sistema endocrino, y el sistema inmune.
El afrontamiento, es la capacidad para manejar las exigencias que traen aparejadas, determinadas cargas de estrés, y resulta, una variable psicológica, de modo tal, que un correcto afrontamiento de tales exigencias, permitirá desarrollar actividades saludables, en cambio, un afrontamiento, deficiente, conducirá a vivencias de padecimiento de distinta y a veces múltiple naturaleza, desde ataques de ansiedad, insomnio, mayor adicción, mal trato social, abuso de bebidas alcohólicas, llanto frecuente, dolores musculares, problemas orgánicos, manifestaciones somáticas, caída de cabello, irritabilidad, y un sin fin de etcéteras.
Cuando dominamos las señales de nuestro cuerpo fortalecemos los mecanismos naturales que tenemos para sentirnos mejor, y ello repercute de manera positiva en nuestras relaciones con los demás, nuestro éxito profesional y el desarrollo personal.
Vamos juntos a un viaje inimaginable por la ruta del estrés hacia el ombligo de tu personalidad.