La inteligencia humana va más allá de los aspectos cognitivos e intelectuales.

Existen muchos estudios que demuestran que las carencias en las habilidades de Inteligencia Emocional afectan a los seres humanos dentro y fuera del contexto social.

Las personas emocionalmente inteligentes no sólo son más hábiles para percibir, comprender y manejar sus propias emociones, sino también son más capaces de extrapolar sus habilidades de percepción, comprensión y manejo a las emociones de los demás.

Saber detectar, comprender y convivir con todas las emociones, miedo, tristeza, alegría, decepción…forma parte de la vida y como tal deberíamos de enseñar su manejo, donde las emociones no les impidan desarrollar la vida que les gustaría.

Un adecuado crecimiento personal ayuda a una estabilidad emocional que favorezca el desarrollo del resto de capacidades. Por eso es muy importante trabajar los siguientes aspectos:

• La felicidad y entusiasmo.

• El tiempo dedicado al desarrollo de habilidades humanas y profesionales.

Todas las habilidades relacionadas con el bienestar personal y colectivo, incluyendo la capacidad de comunicarse constructivamente en diferentes entornos, de mostrar respeto, de expresar y comprender puntos de vista diferentes, de negociar sabiendo inspirar confianza y de sentir empatía, son vitales para un buen crecimiento personal, ayudándoles a construir un proyecto de vida, sano y equilibrado.

El desarrollo de estas habilidades fomentan valores como la colaboración, la autoestima, la integridad y la honestidad.

• Consciencia del ser humano de pertenecer a una comunidad y la sociedad en general.

• Capacidad de emprendimiento e iniciativa.

• Participación en actividades con el entorno.